Hola viajero,
Hace algunas semanas nos fuimos hasta el pueblo de Padilla de Duero, junto a la famosa villa de Peñafiel (provincia de Valladolid), en donde encontramos la famosa Milla de Oro de los vinos con denominación de origen Ribera del Duero.
Hicimos lo típico de visitar una bodegas, pero ya sean más o menos reconocidas, lo que hoy os contamos es nuestra experiencia en una de las bodegas que más impacto, belleza, sabiduría y buen trabajo nos han transmitido junto con algunos de sus trabajadores.
Estuvimos en Tr3smano, junto con Paula y David, que nos contaron desde la historia de la antigua bodega, hasta cómo ha evolucionado en los últimos años hacia la bodega actual, y todo el proceso selectivo y riguroso que utilizan desde la vendimia hasta la producción de uno de los mejores vinos que hemos catado.
El origen de Trasmano: loc. adv. Fuera de los caminos frecuentados o desviado del trato corriente de las gentes.
Ellos se definen como: Un desvío en el camino es el mejor modo de encontrar algo único y auténtico, a salvo de las modas y la vulgaridad. Así es Tr3smano, una bodega que apuesta por la esencia de los orígenes, donde el amor a la tierra, la dedicación y la experiencia se transforma en un vino de alta calidad con personalidad propia.
Lo que es todo un acierto. Tanto en el trato como en el vino.
Lo habitual en la región es realizar visitas a las ya bien conocidas bodegas "famosas" tales como Protos (principalmente conocida por su comercialización en grandes superficies y restauración), Pago de Carraovejas o Vega Sicilia (conocida por su máxima calidad y prestigio); o Cepa 21 (conocida por su calidad y buen precio). Por nombrar son sólo algunas de las muchas opciones de la zona, además de ser las más masificadas y famosas recomendaciones de los principales sitios turísticos. Por ello, nosotros alejándonos de la sociedad "tradicional y típica" nos decantamos por algo diferente, de calidad, hecho con mimo y pasión. Eso es Tr3smano y así nos lo transmiten y lo percibimos.
¿Quieres saber más? Sigue leyendo.
Entramos por un camino de tierra ubicado al final del pueblo pero bien señalizado. En su zona alta de la bodega nada más entrar hacia el final ya se observa el imponente olivo de más 1.500 años de antigüedad. A la derecha grandes ventanales de cristal que junto con los modernos bloques de hormigón gris que nos transmiten elegancia, modernidad y mucho cuidado, el mismo que transmiten sus apasionados trabajadores a la hora de elaborar el delicado vino que vamos a descubrir.
Desde el acceso nos reciben con buena sonrisa y amabilidad, nos cuentan los orígenes de la bodega y paseamos entre viñedos.
La bodega se asienta cerca de la ciudad vacceo-romana de Pintia, convenientemente ubicada en el trayecto de la vía XVIII – Ab Asturica per Cantabriam Caesaraugustam – y cerca de la necrópolis de Las Ruedas. En esta zona, entre los siglos VI y IV antes de Cristo, habitó el pueblo prerromano de los vacceos y, según recogen diferentes legados, fueron los primeros que consumieron vino en el interior peninsular. En concreto, el vino les servía para crear vínculos y compromisos en torno a él, lo bebían en los banquetes funerarios con la creencia de que sus difuntos ascendieran al más allá.
Asimismo, platos y cuencos de terra sigilata o jarras y vasos de cerámica compartieron estantes, mesas y fogones con las viviendas pintianas de la época imperial. El vino dejó de ser una bebida elitista convirtiéndose en un producto ampliamente extendido entre la población más humilde.
El lagar, donde desde el siglo XVIII se pisan tradicionalmente las uvas de la finca, conforma la dedicación exclusiva de Tr3smano, otro de los valores de nuestra bodega. Con casi 300 años de historia, destila muchas sensaciones, recuerdos y olores. Una combinación que afianza el respeto de lo tradicional con las nuevas técnicas de la enología.
Tras este recorrido histórico, subimos a la magnifica terraza, acompañados de Paula, ubicada en la parte alta de la bodega, desde ella, impresionantes vistas a los pueblos de alrededor y a toda la milla de oro.
Incluso vemos el bonito castillo de Peñafiel (visita guiada solo con reserva anticipada aquí) desde lo alto a la lejanía.
Tras la visita exterior, pasamos al interior, donde David nos contó todo el delicado proceso de selección de la uva, así como todo el proceso llevado a cabo con la máxima calidad, limpieza y delicadeza. Los impresionantes contenedores de aluminio fabricados a medida para ellos y la máxima tecnología hacen de la bodega un deleite para nuestros sentidos.
La zona de barricas es simplemente impactante, y el control de calidad con sensores de humedad y calidad del aire son sofisticados al máximo para que el vino se elabore en perfectas condiciones.
El control de calidad y la perfecta forma en la combinan su pasión nos la transmiten a nosotros que somos visitantes ocasionales. Impresionante.
La cata, perfecta. Con conversación distendida, explicación fácil y llamativa de cada uno de los vinos y acompañada de una muy buena degustación de quesos.
Pudimos catar los 3 vinos recomendados (Proventus 2018, Tresmano 2018 y Tresmano 2017) , además de un vino blanco y un Tm casi listo, pendiente de comercialización cortesía de David.
Tras más de 2h de visita, nos recomendaron desde la misma bodega diversos restaurantes de la zona que os los dejamos a continuación para que podáis complementar y finalizar con mejor sabor de boca vuestro "viaje de cata". Todos ellos a menos de 15 minutos de la bodega:
En Peñafiel:
- Mesón el Mauro
- Asador Molino de Palacios
- Meson el Corralillo
- Ambivium (1 estrella Michelin)
- Restaurante Converso en el Monasterio de Valbuena
- Mannix (Asador de los más famosos de España).
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